sábado, 14 de noviembre de 2020

ESPECIAL

La vida es una sucesión de acontecimientos inesperados,para bien o para mal.Lo que se planea, rara vez sale adelante, al menos en mi caso. Se encuentra lo que no se busca....

Hace unos meses conocí a una persona que confirma todo esto. Una persona aparentemente fría y distante, pero que me ha regalado momentos inolvidables, de una dulzura sin igual.Despues de un tiempo,me siento como hace mucho que no me sentía, es una sensación de felicidad y de paz imposible de describir con palabras.Su sola presencia crea un aura positiva y llena de magia, que me inmuniza ante cualquier mal.

Cuando la conocí pensé que no era de un perfil compatible y que no dejaría huella en mi ser, pero mi primera impresión fue totalmente equivocada.La vida, una vez más, me sorprendió.

Nuestros paseos juntos y nuestras sesiones de running crearon un vínculo fuerte y estable, que rápidamente se transformó en un sentimiento de plenitud absoluta.Mi racionalidad se vió prostrada ante la tozuda realidad. Y yo no voy a oponer resistencia....

Tras varios meses, nuestra conexión es tan precisa como un reloj suizo y mi estado emocional irradia felicidad por los cuatro costados. Que más puedo pedir....

La segunda parte de la ecuación se resuelve con el paso del tiempo y la aceptación de cada uno, en pos de un proyecto sólido e indestructible, cual puente de acero.Sin un esfuerzo diario, nada pervive...

Esta situación supone un gran reto para mi carácter inmaduro e inconsistente.Hay que trabajar sin descanso día y noche para crecer y aportar lo mejor de mí.

Es hora de otra sesión de running, con una compañía especial que me teletransporta a un mundo idilico y ajeno al dolor. A un mundo especial....




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