La vida en una ciudad tiene sus aspectos positivos,como el acceso a una gran oferta cultural,poder visitar tiendas de todo tipo,tener una vida nocturna animada,conocer gentes de diferentes paises y culturas,etc.Por otro lado,no es menos cierto,que las grandes urbes suelen tener un trafico agobiante,gran parte del tiempo estan sepultadas por obras,atascos,manifestaciones,etc.En definitiva,que no es nada facil la vida urbana,para los que estamos acostumbrados al sosiego de un pueblo.
Para mi,el vivir en una ciudad tiene mas inconvenientes que ventajas.Para los "urbanitas",la ciudad es su mundo,y serian incapaces de renunciar a todo lo que les ofrece.El ser humano es un animal de costumbres,y amamos lo que conocemos,y nos hace sentir seguros.
Yo me siento comodo,rodeado de naturaleza,campo abierto y montañas.Otros,se sienten reconfortados en un mundo de asfalto.
Pero no todas las ciudades presentan el mismo perfil.Granada tiene el encanto de una gran ciudad,plena de vida cultural y turismo,pero tambien tiene rincones solitarios y bucolicos,a escasos metros de su centro neuralgico,una combinacion dificil de encontrar,y a la que trato de sacar partido.Cada pocos dias,necesito escapar del asfalto y de la vida urbana,para establecer una especie de "conexion" con la vida "rural".Yo tambien soy un "animal" de costumbres.
La parte norte de Granada es el escenario perfecto para desconectar y sentir la quietud en grado maximo,divisando en el horizonte la inmensidad de la sierra (aun con nieve),la Alhambra y al mismo tiempo,un mar de cemento y hormigon,tan cercano en la distancia,pero tan lejos de mi mente...
Desde el norte de la capital,se divisa el cerro del Sombrero,uno de los incontables montes que rodean la ciudad.
Hoy he subido a dicho monte,por una senda estrecha,y una vez arriba ,me dirijo a otras colinas,por sendas igualmente.Desde lo alto se divisa la Abadia del Sacromonte,y a sus pies,el barrio del mismo nombre,conformando una estampa idilica.Ver desde lejos la Alhambra,con Sierra Nevada al fondo,y la vega de Granada,es toda una suerte.
Por momentos,corriendo en el espesor del bosque,llego a olvidarme de todo lo mundano,y disfruto plenamente de lo que me rodea.
Para rematar la faena,llego al barrio del Sacromonte,con sus caracteristicas cuevas y tablaos flamencos,que dotan a la ruta de mas encanto,si cabe.Por ultimo,solo queda cruzar el Albaicin.y callejear por ese laberinto de origen arabe,en forma de barrio.Que mas se puede pedir a una tarde perfecta.Todo ello,en compañia de un buen amigo.
Me siento un privilegiado,de vivir donde vivo.He llegado a encontrar el deseado equilibrio entre vida urbana y rural,tan necesario para mi.Y todo sin alejarme mucho de la ciudad.
El terreno da para muchas variantes,y en los proximos dias,espero seguir recorriendo esos rincones.
Me parece increible tener al alcance de la mano un paraiso de tales dimensiones.
El reino del asfalto parece lejos,al menos en mi cabeza.Es una inmensa suerte,una suerte.
SEE YOU ON THE TRACKS !!!
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